La última audiencia será el 12 de noviembre
“No estoy contenta. No puedo dormir. Estoy enfadada y deprimida. Lloro todos los días”, dijo en junio a través de Zoom en una audiencia ante un tribunal de California para solicitar el fin de la tutela. Fue el principio del fin. Con tal solo 16 años de edad Spears se convirtió en la adolescente más popular con “Baby One More Time”. Su carrera artística la exigía representar algo que no era. Los escándalos acerca de sus relaciones y la presión mediática afectaron el su salud emocional.
La gota que derramo el vaso fue que dos años después de la separación de su segundo esposo en al 2004, comenzó la vida desenfrenada, recordándonos así la fotografía de su cabeza rapada o cuando golpeó con un paraguas la camioneta de un periodista. Posteriormente su comportamiento, derivó en el ingreso en un psiquiátrico para someterla a una evaluación mental. Entonces se decidió que la situación legal para darla de alta sería una tutela. A partir de ese momento la super estrella empezó a vivir una “muerte civil”.
Constantemente su padre amenazaba a la cantante con eliminar la custodia compartida para ver a sus hijos. En esos tiempo Britney trato de contratar a su propio abogado ( y no uno impuesto por su padre) para recuperar su libertad. Sin embargo, la artista decidió tirar la toalla después de fallar muchas veces y aseguro que estaba feliz.
Durante el tiempo de la custodia que empezó en el 2008, se lanzaron algunos álbumes, se realizaron giras y prestaciones. Hasta que canceló un show en Las Vegas en 2019, y desapareció durante varios meses. Después se supo que había estado ingresada, contra su voluntad, en un hospital psiquiátrico. El abuso fue el germen del movimiento Free Britney, en el que sus adeptos reclamaban que la dejaran tomar sus propias decisiones.
Antes de iniciar el proceso legal del fin de su tutela y poder contratar a su actual abogado, Mathew Rosengart, quien defendió a la estrella “Este hombre [Jamie Spears] no es parte de su vida”. “Por favor, escuche la súplica de mi cliente”. A demás admitió que no había hablado antes, porque pensaba que no le creerían y que se burlarían de ella. “Señoría, mi padre y todos los involucrados en esta custodia, incluida mi manager, que tuvo un papel clave en mi castigo… deberían estar en prisión”, agregó la cantante.
Al final del camino la jueza Brenda Penny decidió que la tutela debería de terminar, ya que apelo y consideró los testimonios de algunos exempleados y documentales acerca de la vida de Brtney. En su reemplazo, nombró a un contable transitorio como guardián de las finanzas de la estrella y fijó para el 12 de noviembre la próxima audiencia y dar fin a este episodio.
Sin embargo, Rosengart, finalmente dijo “ahora hay quien tendrá que hacer frente a muy serias acusaciones”, en referencia a la familia y el entorno de la cantante, que se mantuvo aislada durante más de una década.
Con información de: EL Universal
Te recomendamos:
‘C’Mon You Know’, el nuevo álbum de Liam Gallagher
