John Bonham se tiró sobre el cuello su cuarto vodka cuádruple de la mañana y le dio una mordida a un rollito de jamón. Luego le sonrió a Rex King, el asistente de Led Zeppelin encargado de llevar a uno de los bateristas más volátiles y hedonistas del rock a su ensayo. “El desayuno”, afirmó.
Ese sería el último de su vida. De camino a los Bray Studios de Berkshire, Inglaterra, el ánimo de Bonham se volvió amargo, insinuando una devastadora separación que se acercaba rápidamente.
“Mientras manejábamos camino al ensayo, no se veía tan feliz como podía estarlo”, contó el vocalista Robert Plant a The Independent, recordando los actos que llevaron a la separación de una de las más grandes e influyentes bandas de los años 70; hace 40 años.
“Dijo: ‘Ya estoy harto de tocar la batería. Todos lo hacen mejor que yo’. Estábamos manejando y arrancó la visera del coche y la tiró por la ventana mientras hablábamos. Dijo: ‘Te diré qué, cuando lleguemos al ensayo tú tocas la batería y yo canto’”.
Era el 24 de septiembre de 1980, se preparaban para la primera gira de Led Zeppelin por Estados Unidos desde 1977, promovían el álbum “In Through the Out Door”. El baterista, Bonzo como le llamaban sus amigos, nunca se detuvo. Había colapsado en el escenario durante la tercera canción de un espectáculo que ofrecieron en Nuremberg, unos meses antes. El consumo incesante de alcohol lo había hecho susceptible a desmayos.
“Bonzo había empezado a estar un poco errático, no puedo decir que estaba en buena forma, porque no lo estaba. Hubo algunos buenos momentos durante los últimos ensayos… pero entonces empezó con el vodka. Creo que había estado bebiendo porque tenía algunos problemas en su vida personal”, comentó John Paul Jones, bajista de Zeppelin.
Cuando la banda se fue a pasar la noche a la casa del guitarrista Jimmy Page en Windsor, Bonham falleció en un sillón. Un asistente lo llevó a la cama y se quedó a su lado. Al día siguiente, al no haber llegado al ensayo, a la 1:45 de la tarde, Jones y Benji Lefevre, mánager de Led Zeppelin, fueron a verlo.
“Tratamos de despertarlo”, señaló Jones. “Fue horrible. Tuve que decir a los otros dos, tuve que dar las noticias a Jimmy y a Robert. Sentí mucha furia de haberlo perdido”.
Bonham murió ahogado por su vómito, tenía 32 años.
La trágica pérdida de uno de los bateristas más celebrados de la historia del rock, famoso por sus solos de 20 minutos y ser la base del sonido de Led Zeppelin también significó la muerte de una banda que representaría la piedra angular tanto del rock clásico como del heavy metal.
“John Bonham tocaba la batería como alguien que no sabe lo que va a pasar después, como si estuviera pendiendo del borde de un precipicio”, calificó Dave Grohl.
La gira por norteamérica fue cancelada. Seis semanas después, Led Zeppelin anunció su disolución en un breve comunicado de prensa. “Deseamos que sea de su conocimiento que la pérdida de nuestro querido amigo, y el profundo sentimiento de falta de armonía que sentimos nosotros y nuestro mánager, nos ha llevado a decidir que no podemos continuar como estábamos”.
La banda juró no seguir sin uno de sus miembros fundadores, algo que salvo por reuniones de aniversario y ocasional caridad, han mantenido hasta ahora.
“Después de perder a John no quería tocar la guitarra, y ese sentimiento duró por un tiempo”, escribe ahora Page en su nuevo libro Jimmy Page: The Anthology, mientras Plant habló hace poco en su podcast Diggin Deep acerca de cómo la separación lo inspiró a trabajar solo. “Apenas tenía 33, y la totalidad de mis pasados 12 años habían sido bajo el cálido, a veces templado y hasta congelado, clima de Led Zeppelin. Así que cuando perdimos a John sólo quedaba una cosa por hacer y eso era continuar, intentar y seguir adelante y distanciarme, si podía, de las maravillosas sombras del pasado”.
Gigante en la era del rock
Led Zeppelin fue sin duda un gigante de la era del rock setentero. Durante 12 años y ocho discos convirtió el blues rock, el folk sicodélico y el powerhouse de los 60 en una nueva forma de hard rock, “la banda más pesada de todos los tiempos” de acuerdo con la revista Rolling Stone.
Cuando la banda se vino abajo no parecía tener problemas, al menos desde fuera. Por eso su desintegración se ha convertido en la marca de la hermandad en el rock. Al enfatizar el casi sagrado lazo entre una familia de músicos, el gesto fue visto como una declaración de una unión creativa mágica que muchos otros han adoptado desde entonces. Bandas como Beastie Boys, The Cribs y Coldplay han decidido que los proyectos terminarán si uno de los miembros muere.
“Led Zeppelin no era una entidad corporativa”, sostuvo Page a Rolling Stone en 2012. “Led Zeppelin era una cuestión del corazón. Cada uno de sus miembros era importante para la suma total de lo que éramos. Me gusta pensar que si hubiera sido yo quien no estuviera aquí, los otros habrían tomado la misma decisión”.
Sin embargo, las cosas en la banda no eran tan hermanadas como parecía desde fuera. En 1975, Robert Plant lidiaba con las giras y grabaciones luego de un accidente de coche en la isla griega de Rodas que casi mata a su esposa, Maureen, y que a él lo obligó a usar una silla de ruedas durante varios meses.
“Estaba enojado con Page y Peter Grant (mánager)”, dijo al biógrafo Chris Welch. “Estaba enojado porque no podía volver con la mujer y los hijos que amaba, y pensaba ‘¿todo este rocanrol vale para algo?’”.
La gira de 1977 estuvo marcada por el carácter violento de Bonham. Un manual de instrucciones en los camerinos advertía a los reporteros de no mirarlo a los ojos “por su propia seguridad”. El consumo de heroína de Page, por su parte, le había dado un carácter oscuro y hosco.
“Era un desastre, ¿dónde estaba el eje de todo eso? ¿Adónde voy si está siendo malo para mí? No había nadie. Todos estaban aislados, desarrollando sus propios mundos”, agregó Page.
Su última gira por América fue interrumpida cuando Plant recibió la noticia de la muerte de su hijo de cinco años debido a una infección en el estómago. A Robert ya no le interesaba andar sobre los escenarios cantando Whole Lotta Love.
“Perdí a mi niño. No quería estar en Led Zeppelin, quería estar con mi familia”, aseguró a Rolling Stone. Incluso consideró cambiar su vida de estrella de rock a una más tranquila. “Todos estábamos pensando en qué pasaría después, porque la ilusión había tomado su curso”, relató a la BBC en 2010.
“Ya había perdido a mi hijo y entonces pensé: ‘tengo que decidir qué hacer’. Apliqué para hacerme maestro en el sistema educativo Rudolf Steiner. Fui aceptado para ir a un colegio de formación docente en 1978. Tenía muchas ganas de caminar”.
“Pensé que había algo mucho más honesto y satisfactorio en seguir cavando al interior y dejar el ego en el clóset, porque, sin importar lo que digan, la gente que entretiene suele ser bastante insegura, son personas blandas debajo, y tal vez esa pizca de gloria o de expresión, o lo que sea que sea, lo compensa en cierta medida. Pensé que debería deshacerme de eso”, aseguró Plant a GQ.
Las distintas reacciones de sus compañeros de banda sobre la tragedia distanciaron más a los miembros de la banda. “Durante la época de absoluta oscuridad en mi vida, cuando perdí a mi hijo y mi familia era un desorden, fue Bonzo quien se acercó a mí”, afirmó Plant en 2005. “Los otros eran del sur y no tienen el mismo tipo de etiqueta social que tenemos aquí, en el norte, que podría salvar ese incómodo abismo con todas las sensibilidades necesarias, para consolar”.
La muerte de Bonham fue un cese definitivo para Plant. “John había sido un increíble apoyo para mí–declaró Robert a la BBC–, así que perderlo fue el final de toda ingenuidad. Fue muy evidente que mi última conexión se había perdido. En cuanto a los asuntos del corazón y alianzas, se habían ido”.
Con información de La Jornada
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