Los 80´s trajeron de manera definitiva la música en formato digital. Los discos compactos cambiaron la forma en la que escuchábamos nuestras obras favoritas, con un tamaño bastante más reducido y uso sonidos que sonaban sencillamente perfectos.
Pero no sería hasta casi una década más tarde cuando se dejaron de editar obras musicales en discos de vinilo y en cassette. A quienes decían que la única ventaja que tenía el formato antiguo de disco era el tamaño tan grande en el que se podían lucir bien las portadas. En cuanto a las cintas de audio, eran bastante más económicas, pero su calidad sonora era la peor de todas. Además, en no pocas ocasiones las cintas se enrollaban al cabezal y teníamos que dar esa unidad por perdida.
Las cintas de cassette también eran un formato económico en el que poder realizar grabaciones, como por ejemplo, de la radio. ¿Cuántos momentos hemos pasado pegados a nuestra casetera esperando a que sonase en la radio nuestra canción favorita para grabarla?
El CD acabó con todo aquello, que posteriormente fue rematado por las unidades de memoria en la que almacenábamos música en formato mp3. Finalmente, las plataformas de audio digitales hicieron desaparecer muchísimas de las colecciones físicas de música. Spotify, Apple Music o Tidal se reparten clientes ávidos de tener cualquier obra en cualquier momento y lugar.
El disco de vinilo y el cassette, protagonistas de varias décadas
Los discos aparecen de la mano de la discográfica Columbia a finales de los años 40, y no dejan de ser la evolución de los anteriores discos de goma laca y los primitivos de pizarra. Los de mayor formato giraban a poco más de 33 revoluciones por minuto, mientras que para los singles o discos de duración muy breve se reproducían a 45, aparecidos 20 años más tarde.
Durante casi cinco décadas, el vinilo fue el rey absoluto. A pesar de que había que ser muy cuidadoso con el propio disco, evitando que les cayera polvo o que se rayasen, en su momento supuso una auténtica revolución.
En cuanto al cassette, fue inventado por un ingeniero de la compañía Philips llamado Lou Ottens. En un principio fue ideado como método para registrar grabaciones, algo que el disco de vinilo no era capaz, pero a finales de la década de los años 60 se produjo su explosión masiva como medio de llevar la música a todo el mundo.
Un formato económico y de gran éxito que se mantuvo vigente por algo más de 30 años. Sin embargo, las cintas de cassette los reproducían con la misma nitidez que un disco de vinilo y también eran ciertamente delicadas. Pero eso no fue ningún inconveniente para democratizar la música y que se pusiera al alcance de cualquiera. Curiosamente, Lou Ottens, fallecido en marzo de este año, no llegaba a entender cómo tras la aparición de la música en formato digital, el cassette volvía a tener tanto éxito.
El nuevo renacimiento de antiguos formatos
Pero el vinilo nunca termina de perder la batalla, algo que el cassette sí que hizo. Como la aldea gala de Astérix, el vinilo quedó en formato residual, pero no llegó a desaparecer del todo. Bien es cierto que muchas de las personas que se han apuntado a la moda del vinilo o del cassette son simplemente snobs.
Bien avanzada la primera década del nuevo milenio, surgió de nuevo el interés por los antiguos discos. Actualmente, la tasa de crecimiento es impresionante y solo basta con darse alguna vuelta por unos grandes almacenes para comprobar la gran cantidad de obras que se han vuelto a editar en este formato. También hay nuevos artistas que ya graban directamente en vinilo.
Con la cinta de cassette ha pasado algo similar, aunque volvió a renacer más tarde, es el formato ideal para algunas discográficas independientes que desean ofrecer a los músicos una manera de expandirse sin tener que gastar demasiado dinero. Fabricar cassettes es bastante económico, aunque el problema sea encontrar fábricas que todavía lo hagan y reproductores capaces de poner una cinta en marcha.
En cuanto a la calidad de audio, los formatos analógicos suelen distorsionar más, pero también proporcionan una experiencia diferente. Cuando se escucha un disco de vinilo o un cassette se puede llegar a apreciar un mayor grado de compresión y una calidez asociada que no proporcionan otros formatos. Sea como sea, tanto el disco de vinilo como el cassette vuelven a ser bienvenidos en nuestros hogares, y supone una manera sorprendente de escuchar música para aquellas generaciones nacidas hace poco tiempo.
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